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domingo, 15 de febrero de 2015

Pan y circo


Cada vez creo firmemente que la televisión se ha convertido en un absurdo constante. La falta de sensatez en sus programas origina que se retribuya y se promueva todo aquello que resulta extravagante. A mi juicio, no cabe duda de que existen demasiados programas denominados "basura".

Bienvenidos a la televisión del siglo XXI. Programas idiotizantes de escasa calidad, donde el morbo y la ordinariez tienen su recompensa en forma de una audiencia elevada. Los telespectadores respaldan cada vez más esta línea de programas llamados de "entretenimiento".

Me viene al recuerdo y como anillo al dedo la expresión "pan y circo", aludiendo a la antigua Roma Imperial donde los políticos organizaban diversos espectáculos (luchas de fieras, combates de gladiadores, etc...), y ofrecían a la población alimentos de muy baja calidad. De esta manera les ocultaban hechos controvertidos y los mantenían tranquilos y distraídos.

La televisión debería haber servido como una muestra de educación y cultura, pero por desgracia ha sufrido un efecto muy desigual al esperado. Las cadenas tanto públicas como privadas han colmado sus parrillas con contenidos que no instruyen ni fomentan el respeto entre los ciudadanos.

Para identificar los gustos, hábitos e intereses de nuestros jóvenes, la mejor forma es conocer el tipo de contenidos televisivos que consumen. Sus referencias son programas como 'Mujeres y Hombres y Viceversa', '¿Quién quiere casarse con mi hijo?', 'Gandía Shore' o 'Gran Hermano'. Un arma de doble filo.

Sobre el reality show 'Gran Hermano VIP', me resulta indignante leer en los medios cómo "presuntamente" pueden llegar a pagar a un concursante la friolera de 65.000 euros semanales por estar dentro de una casa rodeado de cámaras, expuesto las 24 horas del día.

Esto se traduce en que cualquier persona en edad laboral debería estar durante seis años como mínimo trabajando para poder obtener una retribución semeja a la que gana la concursante Belén Esteban en tan sólo una semana. La misma promulga formar parte de una cultura popular. ¡Válgame Dios!

La audiencia tiene el mando en sus manos para poder dictaminar qué tipos de programas quieren ver; si aquellos que benefician y contribuyen a ser personas mejor informadas y más cultas o por lo contrario aquellos que no aportan nada.

Desde el respeto a estas audiencias, a veces creo que la basura que depositamos en los contenedores se utiliza para hacer programas de televisión.

domingo, 1 de febrero de 2015

Democracia corrupta


Palma Arena, Pokemon, Pujol, Bárcenas, Nóos, Pallerols, Bankia, Gurtel, Palau, Operación Púnica, los Ere o Malaya. Sin duda alguna se trata de algunos de los casos más famosos de corrupción en nuestro país. Después del desempleo, la corrupción se ha convertido en el segundo tema de preocupación para los españoles.

Todo un entramado de malversación de caudales públicos, prevaricación, tráfico de influencias, falsedad y cohecho, con un coste social equivalente a unos 40.000 millones de euros, que deja en evidencia el pésimo uso que hacen algunos del poder, sin importarles en ningún momento la consecuencia de sus despropósitos.

Los últimos datos vertidos sobre corrupción en España revelan que hay casi 2000 personas imputadas en las diversas causas abiertas. Detrás de todo esto, se encuentran cargos de partidos políticos y familiares, personas de las diversas administraciones públicas, abogados, empresarios, etc.

He llegado a la conclusión de que la crisis solo es una mera burla de aquellos que esgrimen los hilos del poder. Los ciudadanos cada vez nos encontramos más exasperados contra quienes dicen preservar nuestros intereses y nos demuestran que en realidad solo hacen guiños hacía su economía y su propio bienestar.

La vida es aquello que sucede entre que escribo estos párrafos y descubren un nuevo caso de corrupción en este país. Los ciudadanos presenciamos cada día con impotencia e indignación los nuevos casos de corrupción, cansados de que no existan aún leyes que castiguen enérgicamente toda esta lacra. Corruptos que tras una mínima condena en la cárcel y una irrisoria fianza salen a la calle con un mejor aspecto del que entraron, pudiendo retirar su dinero de los bancos de Suiza o Andorra y continuar con sus vidas como si nada hubiese pasado, pero con más dinero y con la opción de poder ejercer nuevamente la política o tener un cargo público.

No podemos olvidarnos de que existen otros tipos de corrupciones como: el rescate de las entidades bancarias con dinero de todos los españoles; el abuso de las tarifas de suministros como el agua, teléfono, luz o gas; los elevados intereses bancarios; la condonación de deudas por parte de los bancos hacia sindicatos y partidos políticos; y así un largo etcétera. Existen muchos tipos de corrupciones, pero no se hace nada para erradicarlas. ¡Basta ya!