Y se marchó sin decir adiós. Sin tan siquiera unas palabras de despedida de esas que tantas mentes mueven y tantos sentimientos hacen aflorar. Y aquí estaba yo para despedirme por él.
Con los nervios de los altos vuelos, de las nuevas emociones, de aquellos reencuentros que hace algún tiempo fueron tristes… Con ganas de divertirse y de hacer divertir, de pasar algún tiempo con el pequeño de la casa...emprendió el viaje por el camino cálido y sinuoso de hierro, cabalgando las llanuras y montes con un caballo mecánico, con la única compañía de sus pensamientos, una máquina de marcianitos y una maleta llena de algunos trapitos y ganas de nuevas experiencias.
Y se marchó sin despedirse y no dijo a nadie más que un simple adiós… (¿Adiós? Mejor hasta luego, que según se dice “Nunca digas adiós, porque decir adiós es alejarte, y alejarte, es olvidar”) y dejó este hueco con algo que decir, pero sin haberlo dicho. Hoy escribo yo estas palabras, que no están tan bien escritas, pero están llenas de cariño hacia esa persona que es mi padrino.
¡Hasta luego, compañero! Echo el cierre por vacaciones, pero dejo tu sitio caliente, así parecerá cuando vuelvas que no te has ido.
Un beso, lectores de su dulce memoria.
Tere Jiménez Bravo
Gracias tere por despedirte por mi, de los amigo de mi MDM "mi dulce memoria" ya sabes que no pude despedirme y me hubiese gustado hacerlo a mi manera, aunque tambien te digo que me siento orgulloso de ser tu padrino y tu tio porque se te da de lujo escribir, sera cuestión de sangre. tq gracias.
ResponderEliminarwuito. mdm
De nada, padrino. Me sentí con la obligación de hacerlo (eso, y además que estaba inspirada y que me gusta allanar blogs ajenos...)
ResponderEliminarYa te queda poco, nos vemos pronto.
Te queremoooos!