Para algunas personas el fútbol consiste meramente en darle patadas a una pelota, eso sería como decir que el arte de pintar consiste en derramar colores sobre un lienzo, para muchos el fútbol es más que un deporte, una pasión, una manera de vivir, admito que para mí el fútbol es un sentimiento.
Es la herencia que mi padre se encargó de darme en vida, presenciando junto a él domingo a domingo esta solemne ceremonia, viajando desde muy pequeño siempre unidos siguiendo el rastro del gol que nos conducía hacía el camino de la felicidad.
Me siento orgulloso de continuar su legado, el de ser socio del equipo de mi ciudad, llevando este sentimiento arraigado por bandera, es el apego a un escudo que simboliza el lugar donde nací, el amor a unos colores el verde y el blanco y la devoción a un equipo, mi equipo, el Club Polideportivo Cacereño.
Somos el club decano del fútbol extremeño, historia y tradición desde 1919, con una afición incansable y siempre fiel, esa marea verde que tiñe de color las gradas, y que no cesan de alentar al equipo desde el comienzo y hasta el pitido final.
Hemos recorrido juntos miles de kilómetros, atravesando el mapa de norte a sur de este a oeste, carreteras de ida y vuelta que escondían en cada kilómetro cientos de anécdotas y auténticos valores, horas de sueño desvelados, al encuentro de una ilusión.
Corren malos tiempos incluso para el futbol, el futuro por desgracia lo envuelve todo de incertidumbre haciendo tambalear los cimientos de esta gran institución, la falta apoyo de la ciudadanía puede suponer el fin a 94 años de historia, de recuerdos.
El C.P. Cacereño es algo más que un equipo de fútbol, es algo por lo que todos los cacereños debemos sentirnos orgullosos.
Articulo publicado en el Periódico Extremadura.
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