El sol se despide de la luna que le saluda y atrás se queda el ruido, la ciudad abre su cama y un sueño profundo desata la caja de Pandora inundando de sentidos los miedos, los deseos, las ilusiones.
Es entonces cuando evoco a mi recuerdo de lo vivido en mi día, hace acto de presencia la memoria y mi conciencia algo dormida confiesa ante la virtud de no mentirme a mi mismo, el ying y el yang hacen balance mientras mi sueño se despierta y se cierran mis ojos lentamente.
Y aun en días grises hago recuento de las cosas buenas y malas y llego a la conclusión de que vivir un día mas valió la pena porque descubrí en ti una sonrisa nueva, porque tus palabras me llegaron al alma, porque me besaste como nunca, por aprender algo nuevo cada día y me gusta encontrarme cada noche en mi cama rememorando días como este en los que hay noches en las que un sueño llamada musa viaja en mi cabeza y no me deja dormir.
Para llegar a una conclusión que vivir es el mayor regalo que me hicieron y que lo envuelvo cada día con una de mis mejores sonrisas, aunque existan días que se envuelvan con lágrimas y muecas, no es más que un presente medio despierto, medio dormido un dulce suspiro tan frágil como el futuro que ha de llegar.
