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miércoles, 26 de enero de 2011

La huella de la amistad


Mi Alma se atesta de regocijo cada vez que evoco tu recuerdo y tu nombre en mi memoria llega como una lumbre en pleno invierno fulgurando sentimientos; que noble y sincera tu amistad y que optimista y cristalina mi sonrisa que al cerrar los ojos te recrea.

Que difícil es encontrar en el camino un buen amigo para recorrerlo junto, de esos que hacen huella en tu corazón, tan difícil hallarlo como tan complejo poder olvidarlo, por tantas y tantas cosas, por regar las flores del jardín cada día y no dejar crecer la mala hierba.

Por saber cada mañana descubrir un horizonte ante mis ojos, todo un paisaje de luz y color, el mismo, donde yo solo casualmente avisto nubes grises y en el éxodo de un suspiro se cambia todo el panorama, y una mueca alegre y sincera se posa en mi cara.

Así es tu amistad, un regalo que tus labios pronuncian, por encontrar la palabra exacta, por que se que puedo contar contigo y por ese dedo que tiene tu nombre en mi mano, la misma con la que dicen que se cuentan a los verdaderos amigos.

Apareciste por aquella puerta que abrió el destino por causalidad, como un regalo que no estimas hasta que no los has abierto, y aprendiste a tocar música para el alma, las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan

Gracias Sonia

viernes, 14 de enero de 2011

Mi palabra


Mi palabra es una bandera con un mástil firme, que siempre ondea cadente a mis efectos, conmigo no va el dicho “donde dije digo, digo Diego”, aprendo y afino este gran sentido, que con el paso del tiempo se acentúa como el sabor de un buen vino.

Mi palabra se encuentra empeñada y es por ello que pongo en juego mi mayor cualidad la credibilidad, es el mejor documento semejo al que mi mano pueda rubricar en un trozo de papel, mi palabra no se la lleva el viento.

Mi palabra no embauca y tampoco cautiva, es trasparente como un amanecer, como el agua clara, es como mirar a los ojos y descubrir la ventana a la mas pura esencia y aunque mi boca solo debería hablar siempre y cuando pronunciara palabras que fuesen más dulces que el mas temido silencio.

Mi palabra reniega de poder sentirse avergonzada, en ello me instruí con el tiempo, ya que hoy lo que hablo y lo que finalmente realizo es íntegramente parejo, sin dudarlo puedo afirmar que el hombre más poderoso es el dueño de sus palabras.

Mi palabra no escupe dagas envenenadas, quizás si palabras llenas de voces que tu oído no quiere escuchar, no busco la mentira como recurso para vestirte con una sonrisa, para ello me basta con ser como soy, yo mismo.

Te doy mi palabra.

jueves, 6 de enero de 2011

Corazón verdiblanco



La felicidad no es mas que un haz de luz en la ventana del alma, que muestra que el corazón está en casa; esto es lo que sucede cada domingo, cuando atravieso la puerta numero 13 del estadio Príncipe Felipe o cuando me desplazo a cualquier campo a ver a mi equipo.

Es entonces cuando abro mi corazón que bombea sangre verdiblanca por mis venas, anegándolas con un sentimiento que no se puede evitar, reflejándose en mi rostro una alegría inmensa, encendiendo el motor de mi garganta preparada para dejarse la voz.

Todo este sentimiento arraigado, que ni consigo ni pretendo obviar, tiene raíces profundas la herencia que mi padre me dio en vida y se encargo de inculcarme, asistiendo a esta sagrada liturgia domingo a domingo y viajando desde muy pequeño por pueblos de Extremadura, siguiendo el rastro del gol que nos llevaba al camino de la felicidad.

Estos son la pasión por unos colores, el verde y el blanco, el apego a un escudo, que simboliza la ciudad donde nací y la devoción a un equipo, mi equipo el Cacereño. 

Son Miles de kilómetros recorridos, atravesando el mapa de norte a sur, de este a oeste, carreteras que escondían auténticos valores, muchas horas de sueño desvelados, viajando al encuentro de una ilusión. 

Latido a latido, me siento orgulloso de formar parte de este sentimiento, de esta hinchada, de esta familia que formamos la marea verde, un monstruo de mil cabezas que tiñe de color la grada cada partido y que con sus mil voces no paramos de alentar al equipo hasta el pitido final. 

Mi dulce memoria escribe con tinta verdiblanca sus páginas más dulces, en mi recuerdo quedan grandes momentos, instantes inolvidables, y una pasión de corazón… de corazón verdiblanco.

Siempre CPC, Siempre 101%.