Paseo por las calles iluminadas, Huele a navidad y el frío congela hasta el pensamiento, Afligido camino mientras escucho los villancicos con los que nos abordan desde las megafonías de calles y grandes superficies.
Diciembre abre las puertas al espíritu navideño, el mismo que hace tiempo que perdí, ya no encuentro sentido ni emoción al poner el árbol de navidad en el salón de mi hogar, tal y como recuerdo hacer ilusionado cuando era mas pequeño.
A veces deseo que me invadiera un sueño profundo, que me transportara al despertar en un nuevo año, dejando atrás todas estas fiestas, pero esto y muy a mi pesar no acaecerá y tendré que sobrellevar estos momentos difíciles, ver sillas vacías de gente que ya no esta, tragare saliva y mostrare una mueca.
Norman Vicent, padre de la teoría del pensamiento positivo profirió, que “la navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso”, bellas palabras para los que obran en estos días rebosando generosidad, ternura, bondad, en fin, valores que no utilizan el resto del año.
Estas fiestas han ido perdido con el tiempo todos sus valores, yo solo quiero huir de esta hipocresía que nos envuelve con un manto invisible, creándonos un estado de ánimo transitorio, una amnesia de realidades encubiertas, llenando estos días de un consumismo cínico e irresponsable,
No existe nada más triste para mí que despertar en una mañana de navidad y no ser un niño.
Feliz navidad, feliz falsedad.