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sábado, 25 de enero de 2014

Discapacidad


Nunca he tenido inconveniente en reconocer que tengo una discapacidad física, así nací, crecí y acepté el rol que me había asignado la vida, jamás me he escondido detrás de mis limitaciones, ni me he dado por vencido, nunca he vendido lastima o pena soy lo que soy y hago frente a la vida desde un prisma de superación y normalidad.

No soy diferente a nadie y tampoco lo pretendo, mi discapacidad no ha hecho más dura mi vida, no puedo decir lo mismo de aquellas actitudes y acciones de otros hacía mi persona, a muchos le resulta más fácil cerrar los ojos y mirar hacia otro lado y no saber apreciar que todos somos iguales con nuestros defectos y nuestras virtudes.

Desde hace 14 años trabajo para la Federación de Asociaciones de Discapacitados Físicos y Orgánicos COCEMFE CÁCERES, promocionando y defendiendo la condición de vida de las personas con discapacidad física y orgánica de la provincia de Cáceres, en busca de una plena integración social.

Según datos del Observatorio Estatal de la Discapacidad somos más cuatro millones de personas en España los que poseemos algún tipo de diversidad funcional, lo que supone casi un 9% de la población, casi un millón y medio nos encontramos en edad laboral, aunque lamentablemente solo un 28% tenemos un trabajo.

El camino para conseguir una sociedad inclusiva se basa en la comprensión y el respeto, en la que se acepten a todas las personas tal y como son, la falta de sensibilización y los prejuicios sociales crean una barrera infranqueable, actitudes excluyentes que contribuyen que en muchas ocasiones no podamos ser ciudadanos de pleno derecho.

Tener una discapacidad no lleva implícito ser incapaz, todos tenemos alguna discapacidad para desarrollar alguna cosa, y la capacidad de realizar otras. Todos tenemos derecho a tener un trabajo para que la dignidad y la justicia estén siempre por encima de la caridad.


Articulo publicado en el Periódico Extremadura.

sábado, 11 de enero de 2014

Sentimiento verdiblanco


Para algunas personas el fútbol consiste meramente en darle patadas a una pelota, eso sería como decir que el arte de pintar consiste en derramar colores sobre un lienzo, para muchos el fútbol es más que un deporte, una pasión, una manera de vivir, admito que para mí el fútbol es un sentimiento.

Es la herencia que mi padre se encargó de darme en vida, presenciando junto a él domingo a domingo esta solemne ceremonia, viajando desde muy pequeño siempre unidos siguiendo el rastro del gol que nos conducía hacía el camino de la felicidad.

Me siento orgulloso de continuar su legado, el de ser socio del equipo de mi ciudad, llevando este sentimiento arraigado por bandera, es el apego a un escudo que simboliza el lugar donde nací, el amor a unos colores el verde y el blanco y la devoción a un equipo, mi equipo, el Club Polideportivo Cacereño.

Somos el club decano del fútbol extremeño, historia y tradición desde 1919, con una afición incansable y siempre fiel, esa marea verde que tiñe de color las gradas, y que no cesan de alentar al equipo desde el comienzo y hasta el pitido final.

Hemos recorrido juntos miles de kilómetros, atravesando el mapa de norte a sur de este a oeste, carreteras de ida y vuelta que escondían en cada kilómetro cientos de anécdotas y auténticos valores, horas de sueño desvelados, al encuentro de una ilusión.

Corren malos tiempos incluso para el futbol, el futuro por desgracia lo envuelve todo de incertidumbre haciendo tambalear los cimientos de esta gran institución, la falta apoyo de la ciudadanía puede suponer el fin a 94 años de historia, de recuerdos.

El C.P. Cacereño es algo más que un equipo de fútbol, es algo por lo que todos los cacereños debemos sentirnos orgullosos.