Respiro tenuemente y un suspiro se escapa de mi pecho, acompaña a una sonrisa que se traza en mi semblante, el agotamiento se apodera de mis sentidos, mis ojos lánguidamente planean sobre la ventana de mi habitación.
Será tanta fatiga acumulada de horas al volante de kilómetros de aventuras y las escasas horas de sueño un cúmulo de factores que van haciendo mella poco a poco, voy cayendo lentamente en el sueño que mece mi dulce memoria y mi mente recrea paisajes del sur de agua salada y dulces recuerdos y una melodía suena sin cesar y cierra mis pupilas y el sueño me arropa.
“Estupendos” momentos que vivimos juntos y que no olvidare, unidos bajo un mismo techo, el cielo y su manto de estrellas y el encanto de una ciudad con duende y es que Cádiz no es normal, sus calles, sus pueblos sus rincones, quizás esa magia estaba viva porque vosotros la hicisteis posible porque sois el elemento necesario para hacer funcionar en mi la maquina de la felicidad.