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lunes, 23 de junio de 2014

La cortina de humo


Hace apenas unos días arrancaba en Sao Paulo (Brasil) la vigésima edición de la Copa del Mundo de Fútbol. La sede elegida para este mundial se engalanaba para celebrar este acontecimiento que durante un mes y un día conmoverá a todo el planeta.

Desde la organización han trabajado muy duro y sin descanso con el propósito de proyectar de cara a la galería su mejor aspecto y para que el turismo encuentre grata su visita durante el transcurso del torneo. Para ello han ejecutado un plan de limpieza, denominado higienización social, que ha consistido en limpiar “LA POBREZA” de las calles más próximas a las zonas turísticas del país y de los estadios de fútbol.

Detrás de este escenario menos sugestivo, el balón sigue rodando, atrapando la mirada de millones de fieles desde la pequeña pantalla, relegando a un segundo plano todas sus dificultades y problemas acontecidos en su día a día.

Un tiempo de respiro y de quietud para aquellos que nos gobiernan, que aprovechan esa densa cortina de humo para postergar los asuntos sin resolver que se amontonan sin efecto encima de sus mesas.

Alguien dijo que el fútbol se ha convertido en el opio del pueblo. Yo creo que no es más que una panacea que nos convierte en ciudadanos aletargados cuya única inquietud es alcanzar la victoria.

¿Será esta la única esperanza que nos mantiene despiertos? Treinta y un días para soñar con llegar a lo más alto y laurear nuestra bandera, todo un sentimiento inevitable de patriotismo al que todos se suman.

El reloj seguirá latiendo y el planeta no cesará en su giro. Cuando el 13 de julio se clausure el mundial todo seguirá estando igual que antes, los pobres igual de pobres y los ricos igual de poderosos. Algunos sumarán a sus frustraciones los sinsabores del fútbol, otros en cambio saborearán las mieles del triunfo, restando importancia a sus conflictos cotidianos. En fin, allá cada uno con su humo.

domingo, 8 de junio de 2014

La "X" Solidaria


Desde el pasado 1 de abril y hasta el próximo 30 de junio, los contribuyentes estamos llamados a declarar por la Agencia Tributaria, y así poder presentar las cuentas anuales y regularizar nuestra situación fiscal; este es el plazo fijado para presentar la declaración de la renta del ejercicio anterior.

Como cada año, la administración destina una parte de nuestros impuestos a través de una asignación tributaria del 0,7% del IRPF “Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas”, facilitándonos tres opciones: la primera destinada a la ejecución de programas que desarrollan entidades sin ánimo de lucro y O.N.G., la segunda es el sustento económico de la iglesia católica y la última elección es seleccionar ambas opciones.

En el caso de decidir por no marcar ninguna de éstas, estaremos aceptando y concediendo que nuestra asignación vaya dirigida para los presupuestos generales del estado.

Según datos ofrecidos por la Agencia Tributaria, más de 10 millones de contribuyentes marcaron en su declaración de la renta del año pasado la casilla de fines sociales, 6,7 millones a favor de la iglesia y, finalmente y por desgracia 5,6 millones no optaron por señalar ninguna de las opciones.

Se obtuvo una recaudación cercana a los 279 millones de euros, que fueron destinados a las más de 400 ONG para la ejecución de más de 1.000 programas sociales.

Una de las entidades que desde hace años es partícipe de este tipo de proyectos es COCEMFE CÁCERES, desde donde se ejecuta un programa de atención integral sociosanitaria para personas con discapacidad física gravemente afectadas en sus domicilios.

La asignación tributaria se convierte en una potente herramienta social que favorece directamente a la aplicación de aquellos programas encaminados a favorecer a los colectivos más desfavorecidos. Se trata de un gesto solidario y una acción responsable que puede ayudar a muchas personas.

En mi declaración de la renta no tengo dudas, marco siempre la X en la casilla de fines sociales. Mi vasta trayectoria como miembro de una organización no gubernamental me hace conocedor de la gran necesidad de estos recursos y del buen uso que se hacen de los mismos.

Es el momento de decidir qué queremos hacer con nuestros impuestos, si ayudar a millones de personas que lo necesitan o simplemente seguir mirando hacia otro lado. Es un acto sencillo, gratuito y sumamente importante.

¡Marca la X, declárate solidario!