Buscar en MDM

gadgets para blogger

viernes, 23 de abril de 2010

La ciudad duerme


Mil incertidumbres vagaban por mi cabeza la ciudad dormía entre suspiros, el murmullo de la calle enmudeció las aceras, mientras tanto los bares destellaban con sus luces de neón hipnotizando a soñadores despiertos, tal vez algún que otro corazón.

Las putas prodigan tacones y esquinas y asaltan tesoros y fragilidades y el sereno vivo en el recuerdo duerme en el pasado y entre tanto mi mirada inquieta avistando la musa dando vueltas por mi habitación.

Mi guitarra duerme con su dulce latido, palpitando melodías el sueño hecho canción, tú dormitas me envuelves con tus brazos y un beso que me llama se pronuncia en tus labios, instintivamente te giras y tu pelo que se enreda entre mis dedos, maraña de sentimientos, escucho tu respiración.

Un bostezo se hospeda en mi boca, parpadeo tenuemente y el ruido de los pasos de la gente anuncian un nuevo día, la rutina hace acto de presencia y mis parpados se cierran, la memoria ya confusa se desnuda de conflictos y se viste con el sueño.

domingo, 4 de abril de 2010

Medicina para los sentidos


Ahora que la enfermedad tiene cura y la cuarenta ya paso, son mis versos los que a nado franquean mares, aguas que claman justicia, palabras de perdón para la verdad y cárceles de odio para la mentira. Porque la impunidad se compra con bellas palabras y se vende o se enmascara cuando la realidad visita tus ojos y tus pupilas temblorosas descubren lo cierto.

Que se inocule la vacuna de la franqueza en otros cuerpos sin espíritu de consumir libertades, para que haga acto de presencia la cordura, juez y parte de un destinado marcado de antemano, el camino es largo y la mentira para el necio es la única verdad que su boca pronuncia.

Estamos a salvo, ya paso la tormenta y en días lucidos como hoy puedo describir con los ojos cerrados como la marea bajo y dejo sentimientos que irán cesando con el paso del tiempo ya que el odio es padre del rencor y primo de la ira, sobrino de la maldad y tío de la venganza, aunque a veces nos gustaría ser familia de la indiferencia pero la familia no escoge, como el amor o la amistad.