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miércoles, 23 de julio de 2014

Estorbo social

Hace aproximadamente unas semanas llegaba a mis oídos una de esas noticias que te remueven e indignan profundamente como persona. Indagando por la red hallaba la inmunda reseña, no dando crédito a lo que mis ojos estaban viendo.

Escandalizado una vez más por los que dicen “representarnos”, verificaba como en dicha noticia Pedro Fernández Montes, alcalde de Torremolinos (Málaga), durante un pleno municipal en su localidad, definía a las personas con discapacidad como un ESTORBO, entre otros adjetivos como acomplejados y depresivos.

En este contexto, el alcalde popular pretendía defender su gestión social ante los asistentes al pleno, exponiendo la gran obra social ejecutada a favor de 25 personas con diversidad funcional de la localidad de Torremolinos, alardeándose de haberles encontrado un medio de vida.

La respuesta por parte del colectivo de personas con discapacidad COCEMFE no se ha hecho esperar, condenando en nota de prensa las declaraciones del edil del Partido Popular, aseverando que sus palabras son de una gran ofensa y agresión a la dignidad de las personas con discapacidad.

Asimismo ha solicitado al Partido Popular la apertura de un expediente disciplinario por conducta inadecuada y perjudicial para los derechos de las minorías, sumándose así a la iniciativa del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI).

Ambas entidades reprueban de forma unánime las palabras de Fernández Montes por tratarse de un caso especialmente grave de menosprecio, elevando el caso ante el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

Soy discapacitado y no me siento ni acomplejado ni deprimido por ello, me da VERGÜENZA AJENA que en pleno siglo XXI siga habiendo gente que piense así. Las personas con discapacidad no somos ningún estorbo, no puedo decir lo mismo de algunos representantes de la casta política, que cada vez nos demuestran aún más la clase de estorbo social que son para la ciudadanía.

miércoles, 16 de julio de 2014

El miedo


Muy pocas personas pueden llegar a entender lo difícil que es sobrellevar el miedo. Es una sensación insana que sufren muchas personas. Se muestra a diario y con frecuencia en nuestras vidas: inquietud, ansiedad, inseguridad, estrés y una amplia diversidad de emociones que proliferan.

Posiblemente sea el sentimiento más complejo de reprimir; cuando algo nos produce dolor lo podemos liberar llorando; si es la rabia la que nos domina podemos redimirla gritando; pero cuando el temor se apodera de nosotros y encuentra puerto donde poder atracar, estamos perdidos.

En ocasiones actúa como un freno que consigue paralizar nuestros pasos en el camino, pasos encauzados hacia esa búsqueda de la felicidad a través de los sueños. No existe ninguna vacuna que inocular para poder así proscribir ese sentimiento pusilánime.

Circunda cada momento de inquietud e incertidumbre, consiguiendo que la vida se viva a medias. Tal vez encontremos en el miedo la excusa perfecta para no seguir intentándolo, no existe mayor enemigo que nuestras propias inseguridades. Como bien dice el proverbio chino: “El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y fuera no había nadie”.

Consigue manejarnos como si un títere fuéramos. Si aceptamos ese rol estaremos sometidos a que gobierne nuestra vida, seremos ajenos a nuestras decisiones. El miedo es el muro que separa lo que somos en realidad de lo que podríamos llegar a ser.

Como dijo Paulo Coelho: “¡Cuántas cosas perdemos por miedo a perder!”.

domingo, 6 de julio de 2014

Operación bikini


Con la mirada puesta en el horizonte y en la llegada de las vacaciones estivales, retorna la ilusión por conseguir perder esos kilos de más, kilos que durante todo el año hemos ido acumulando. El propósito no es otro que lucir un cuerpo bonito en esos días de sol y de playa.

Para el reto de lograr bajar la aguja de la báscula existen multitudes de dietas de las que se denominan “Milagro”, las que nos persuaden con la idea de hacernos perder mucho peso en muy poco tiempo. Sin embargo, en muchas ocasiones ponemos nuestra salud en un grave riesgo.

Dietas excesivamente estrictas, bajas en calorías y que consiguen que el peso disminuya en un corto espacio de tiempo. La mayoría de estos métodos cumplen sus promesas, pero poniendo en peligro nuestro metabolismo y provocando desnutriciones y carencias de vitaminas y minerales.

Pudiendo llegar a desencadenar trastornos de comportamiento alimentario, como son la anorexia y la bulimia, que sin lugar a duda son de una mayor gravedad, sumando a todo esto problemas psicológicos. Como mal menor, tendremos que sobrellevar el tan temido efecto rebote.

Esta sociedad en la que vivimos ha conseguido que demos un valor desmedido a realizar un culto al cuerpo, que en muchos casos está originado únicamente por estética y no por mejorar la salud. En ocasiones la falta de autoestima suele ser uno de los principales motivos.

Deberíamos proyectar ese impulso para cambiar nuestro estilo de vida hacia uno sin lugar a duda más saludable: una dieta equilibrada controlando los alimentos que tomamos, sumado a la práctica de ejercicio físico, como caminar durante una hora. Esto debería ser suficiente para lograr nuestro objetivo.

No hace falta pasar hambre o machacarse noche y día en el gimnasio, la operación bikini no debe convertir nuestros días en una obsesión. Mirémonos al espejo y olvidémonos de la báscula, disfrutemos de nuestros días de vacaciones y pensemos que lo que nos hace especiales no se aprecia a simple vista.