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viernes, 23 de diciembre de 2011

Espíritu Navideño


Paseo por las calles iluminadas, Huele a navidad y el frío congela hasta el pensamiento, Afligido camino mientras escucho los villancicos con los que nos abordan desde las megafonías de calles y grandes superficies.

Diciembre abre las puertas al espíritu navideño, el mismo que hace tiempo que perdí, ya no encuentro sentido ni emoción al poner el árbol de navidad en el salón de mi hogar, tal y como recuerdo hacer ilusionado cuando era mas pequeño.

A veces deseo que me invadiera un sueño profundo, que me transportara al despertar en un nuevo año, dejando atrás todas estas fiestas, pero esto y muy a mi pesar no acaecerá y tendré que sobrellevar estos momentos difíciles, ver sillas vacías de gente que ya no esta, tragare saliva y mostrare una mueca.

Norman Vicent, padre de la teoría del pensamiento positivo profirió, que “la navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso, todo es más suave y más hermoso”, bellas palabras para los que obran en estos días rebosando generosidad, ternura, bondad, en fin, valores que no utilizan el resto del año. 

Estas fiestas han ido perdido con el tiempo todos sus valores, yo solo quiero huir de esta hipocresía que nos envuelve con un manto invisible, creándonos un estado de ánimo transitorio, una amnesia de realidades encubiertas, llenando estos días de un consumismo cínico e irresponsable, 

No existe nada más triste para mí que despertar en una mañana de navidad y no ser un niño.

Feliz navidad, feliz falsedad.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Momentos inolvidables


Aquí me encuentro, sentando frente al ordenador, emocionado saboreo los más dulces sabores, el aroma y las esencias, todo ello desatado tras el reencuentro, mil suspiros irrumpen al hallazgo de recuerdos, los mismos que percibo en mi retina y pernoctan ya en mi alma.

Hay veces que la vida sin más te regala momentos que resultan inolvidables, este sin duda alguna forma parte ya de uno de ellos, así que custodiare en mi dulce memoria cada instante vivido, cada sonrisa cristalina y cada palabra llena de cariño.

Una vez más he hallado la felicidad a través de vuestra mirada, inequívoca señal de ser un reflejo que emite la mía, son tantas emociones encontradas después de largas primaveras, y aunque increíble pero cierto, la flor esta vez broto en pleno invierno.

Mi quimera trocaba en realidad, me sentí querido y añorado, envuelto entre besos y abrazos, arropado de amistad sincera y una sonrisa enternecida en mi rostro tocaba los acordes de una bella melodía.

Unos dicen que la gratitud es la memoria de un corazón feliz, otros en cambio piensan que es una bella flor que nace del alma, yo solo quiero dar las gracias a la vida por esa felicidad que me brinda y que hoy me desborda.

Alguien dijo alguna vez que una sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz, gracias a todos por iluminar mi vida y mis pasos en el camino, gracias por escribir estas páginas llenas de momentos inolvidables.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El reencuentro


Corre el viento, pero esta vez sopla a mi favor, despertando así mí sonrisa tras unos días de letargo a la deriva de esta ardua realidad, brotan mis ilusiones y con ellas las ganas de seguir trasmitiendo esta chispa de alegría que me caracteriza.

Se que los días que faltan para que llegue este anhelado momento se harán largos, por eso los cuento avivadamente una y otra vez, aunque muy a mi pesar transitan con lentitud y parsimonia, a la espera, seguiré restando días para poder contemplar mas cercano el instante del reencuentro.

Pensar en ello es impregnarme de un exquisito aroma, es destapar el cofre de esencias y alcanzar un sentimiento sublime, el mismo que transmite de emociones mis sentidos, tal vez sea meramente una quimera, a la que quiero aferrarme, pero el tiempo acontece y se que este sueño tornara en despertar.

Siempre he buscado la felicidad con lo que tenia en cada instante, no creo que debamos esperar los buenos momentos para ser feliz, hay que intentar ser feliz y eso buenos momentos llegaran. 

Así es como llega este reencuentro, un momento especial, que dejara huellas en nuestros corazones y escribirá una página mas en mi dulce memoria.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Concédeme este momento


Déjame respirar este aire de bienestar, la felicidad viene viajando por esta brisa de sonrisas, lluvias y hojas caducas, llenare bien mis pulmones para quede un rescoldo con el que poder recrearme, si algún día llega la melancolía.

Permíteme sonreír y embriagarme de este sentimiento que aflora en mi interior, quizás sea un hombre que no precise de épicos instantes para ser feliz y es por ello, que aprovecho cada segundo, haciéndolos sublime.

Consiénteme que me evada aún estando aquí presente, dejándome proyectar desde mi rostro esta satisfacción, iluminando así este día efímero y gris con un manto de hojarasca en las aceras.

Siéntate a mi lado y dame la mano y disfrutemos de este retazo imperceptible de prosperidad, déjate llevar por la emoción que desborda este mar sensible de aguas enardecidas y cristalinas.

Cédeme un solo instante y pondré ante tus ojos, la formula mágica de esta felicidad, que consiste en saber apreciar todo lo que posees, multiplicando este valor hasta llegar a conseguir tapar las grietas producidas por la nostalgia.

Concédeme este momento...

viernes, 7 de octubre de 2011

Sumando


Con el peso de un año mas cumplido en la mochila de las emociones y experiencias vividas, cargo de nostalgia la memoria, evocando así en mi recuerdo, tantos pasos del camino, tantas huellas grabadas en la retina del subconsciente.

Joan Manuel Serrat entonaba: Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar, Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar.

Considero que en la vida, todo se basa en sumar seguir dando pasos en el camino y para ello, no existen formulas secretas, ecuaciones, ni reglas de tres, hay una frase que dice: “aprende a sumar y a multiplicar, que la vida te enseña a restar y a dividir”. Yo apuesto por seguir sumando.

Sumare amigos, sin olvidar aquellos que escogieron otro camino, su esencia viaja conmigo a cada paso, sumare miradas y sonrisas, vitamina c para mi alma, con las que se evaporaran esas lagrimas derramadas, sumare besos y abrazos sinceros, que me ayudaran hacer mas fáciles las despedidas.

Hoy sumo 42 primaveras, con la intención de seguir atesorando, más experiencias, recuerdos, momentos, anécdotas, sueños y emociones, espero seguir contando la suma de todo ello en mi dulce memoria.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Camino de regreso


Intentando escapar del abismo que se llama rutina, remando a contracorriente por un mar abocado al despertar de un sueño, ya sin fuerzas navego a la deriva cerrando los ojos me dejo llevar y revelo el carrete de la memoria reciente.

Han pasado tan solo unos días y parece luengo el trayecto recorrido, fue entonces cuando decidí emprender mi viaje, venciendo mi pánico a volar, surcando nubes a cielo abierto, las mismas nubes que desde tierra firme soñaba cuando era pequeño poder tocar algún día, todo una quimera.

Era la hora de llenar la memoria de nuevos e imponderables recuerdos, el mago de hacer esto posible era el pequeño Gerard, con su carita redonda y risueña tornaba penas pasadas por renovadas alegrías, haciendo olvidar efímeramente una fecha clavada en nuestra memoria, un veinte de junio que no olvidaremos.

Luego llegaron días idóneos para ocuparse de asuntos pendientes, para tomar aliento y disfrutar de largos cafés de palabras sinceras con buenos amigos, en el horizonte contemplaba la próxima escapada.

Fueron pasando los días, y fui deshojando la flor, pétalo a pétalo me anunciaba el camino de regreso, arrastrándome a la sima de una realidad, la rutina me esperaba impaciente en cada paso del camino.

Luego regrese al punto inicial de partida, donde me esperaban los míos, a los que tanto extrañaba, regalándome al reencuentro, abrazos inolvidables y palabras que bordan de sentimientos el corazón y que se hacen indelebles para mi dulce memoria.

viernes, 5 de agosto de 2011

Cerrado por vacaciones


Y se marchó sin decir adiós. Sin tan siquiera unas palabras de despedida de esas que tantas mentes mueven y tantos sentimientos hacen aflorar. Y aquí estaba yo para despedirme por él.

Con los nervios de los altos vuelos, de las nuevas emociones, de aquellos reencuentros que hace algún tiempo fueron tristes… Con ganas de divertirse y de hacer divertir, de pasar algún tiempo con el pequeño de la casa...emprendió el viaje por el camino cálido y sinuoso de hierro, cabalgando las llanuras y montes con un caballo mecánico, con la única compañía de sus pensamientos, una máquina de marcianitos y una maleta llena de algunos trapitos y ganas de nuevas experiencias.

Y se marchó sin despedirse y no dijo a nadie más que un simple adiós… (¿Adiós? Mejor hasta luego, que según se dice “Nunca digas adiós, porque decir adiós es alejarte, y alejarte, es olvidar”) y dejó este hueco con algo que decir, pero sin haberlo dicho. Hoy escribo yo estas palabras, que no están tan bien escritas, pero están llenas de cariño hacia esa persona que es mi padrino. 

¡Hasta luego, compañero! Echo el cierre por vacaciones, pero dejo tu sitio caliente, así parecerá cuando vuelvas que no te has ido. 

Un beso, lectores de su dulce memoria.

Tere Jiménez Bravo

viernes, 29 de julio de 2011

El verano más azul



El tesoro se escondía tras el sur de su mirada, inocente e ilusionado proyectaba una sonrisa, solo eran las maderas de un barquito abandonado, la dorada navegaba a la deriva del pasado.

Sus ojos se llenaron de nostalgia y de recuerdos, tanto tiempo impaciente esperando ese momento, correteamos por las calles perpetuando aquel verano, el verano más azul de todos los que pasamos.

Después de cientos de kilómetros y algún que otro bostezo, Nerja nos enamoro sin apenas darnos cuenta, quedamos rendidos al mirador del bendito, un lugar especial para la memoria, asomados a ese balconcito fuimos incapaces de distinguir cielo y mar.

Paso a paso y tras varias paradas exigidas por el subconsciente de la retina, alcanzamos el balcón de Europa, nunca vimos otro horizonte igual, fue entonces cuando nuestras caras se iluminaron de un azul vivo mar, dormitó la palabra forjándose un silencio entre la muchedumbre, boquiabiertos descubrimos uno de los tesoros escondidos.

En una pequeña calita, en la playa de Carabeo, jugamos entre las olas, para poner punto y seguido en nuestro viaje, otro destino nos esperaba, cerramos el cofre del tesoro y con el se escaparon mil suspiros, que decían volveremos.

Hicimos de nuestro viaje un sueño y de nuestro sueño una realidad

Nunca olvidaremos el verano más azul.

jueves, 21 de julio de 2011

Un adiós para toda la vida


Hoy llueve tanto que mi alma se inunda de lágrimas, lagrimas de tristeza que parten mi corazón en pedazos, es el mismo dolor que moja mis pupilas y no cesa de afligir estos días largos y arduos, ya ha pasado algún tiempo, pero aún no he logrado asimilar que te marcharas sin más.

Que difícil se me hace decirte adiós, más aún sabiendo que es para toda la vida, que ya no volveré a verte más, esa cara de hombre bueno de mirada tierna, ni a escuchar jamás tus sabios consejos, palabras a las que prestaba toda mi atención.

Este suspiro quebrado que se clava en mi ser como un cuchillo afilado, llora tu ausencia, te echare tanto de menos, se que el tiempo curara las heridas y que la rutina llamara poco a poco al olvido, pero yo no quiero relegarte, para ello evocare a mi memoria para tenerte presente, cerrare fuerte los ojos para entrever tu sonrisa.

Hoy mi dulce memoria escribe la página mas triste, mil recuerdos que llevan tu nombre se hacen presente, momentos inolvidables que forman parte de lo que hoy soy, no existe consuelo alguno para calmar esta desolación.

Hoy te digo adiós para toda la vida, sin embargo toda la vida seguiré pensando en ti.

lunes, 6 de junio de 2011

El hombre que esperaba la lluvia


El disipaba generosas esperanzas, avistaba el cielo con asiduidad, su cara era un poema o un retrato de Joan miró, cantaba a las nubes canciones de sabina, “peor para el sol”, buscaba alguna borrasca, anhelaba ver la lluvia caer.

Ella, evocaba en sus sueños nuevos presentes, playas azules y rayos de sol que broncean la piel, cucharadas de caricias y besos, sin compromisos, canturreaba canciones de Ismael “amo tanto la vida” dejando el pasado relegado en el cajón del ayer.

El persistió oteando el firmamento, algunas nubes grises planeaban en su horizonte, pero los días acontecían y no veía llover, la lluvia se rechazaba hacer acto de presencia, contradiciendo su presentimiento, pero allí estaba, perseveraba esperanzado, descifrando la teoría de la relatividad o es posible que fuese una ecuación de amor de sentimientos encontrados.

Ella derrochaba belleza y juventud, sus ojos eran un espejo en el que todos querían mirar y donde sin remedio todos quedaban prendidos, el sol brillaba a su paso, dando luz a la noche más oscura y solo con su sonrisa despejaba la tristeza tornándola por alegría.

Yo no quise compartir mi paraguas, jamás quise negociar con quimeras, pude descubrir en sus miradas un tímido chispear, triviales nublados, probablemente fuesen rayos que anuncian tormentas.

El tiempo fue pasando y la lluvia no llego, y el amor fue marchitando como una flor efímera que nace en el corazón y que deja heridas, pero aún así, el siguió clamando al cielo gotas de lluvia que mojan la cara, tal vez no fuese para vestir con ella un manto de besos si no para encubrir las lagrimas derramadas. 

Y es que el amor, ya lo dijo López de Vega, tiene fácil la entrada pero difícil la salida.

viernes, 20 de mayo de 2011

Cuenta atrás


El contaba los días, las horas y minutos, miraba el calendario inerte, pasaba cada hoja expectante, señalando su porvenir en un pedazo de papel, la cuenta atrás había comenzado y quizás nada ni nadie podía detenerle.

Quería que el tiempo restante fuera efímero, pero sus días en cambio, trascurrían luengos y tediosos, nada le ataba a sus raíces y a un presente sombrío que hacia de su rutina primaveras de flores marchitas y hojas caducas.

Buscaba en su éxodo, una musa llamada motivo, un porque, una razón de ser, para poder así, recoger las riendas de su vida, un impulso preciso para emprender objetivos y olvidar otros tiempos, escapar del abismo que circunda a su pasos.

Urgía pasar página con el dedo herido, marginar el dolor y emprender una nueva vida, invadir los sentidos de nuevas esencias, respirar otros aires no contaminados que vacíen la caja de suspiros reciclándolos por otros de prosperidad.

Mientras tanto, yo veía volar los días que anuncian despedidas, cada vez era mas estéril mi pretensión en detener su reloj, descubriéndole ante sus ojos el fulgor de los tímidos rayos del sol entre las nubes, hablándole de la existencia de esas pequeñas cosas que pasan desapercibidas ante la mirada del obstinado, entre tanto el solo veía nubes grises, despedidas y trenes que parten.

Convencido y resignado a su marcha, afloraron sentimientos, emociones que evocaban recuerdos de todas aquellas personas que se cruzaron por mi camino, aquellos que dejaron huellas tras su marcha, pero solo algunos consiguieron tocar el acorde perfecto, melodía que hace latir el corazón al recordar y hace imposible el olvido,

Todos estamos de paso en esta vereda, algunos serán fugaces estrellas, otros abrirán puertas que mas tarde cerraran, otros en cambio llegaran hacer camino y tan solo unos pocos formaran parte de tu vida y permanecerán.

La cuenta atrás alcanza el final y contemplo el caer de las últimas partículas de este reloj de arena, una pena asalta mi alma, tal vez, si lograra saber cuándo volveremos a encontrarnos, esta despedida sería menos amarga.

Quizá un cúmulo de palabras sinceras de amigo, sean insuficientes para hacer que te quedes, lo sé, porque lo he intentado con todas mis fuerzas.

martes, 10 de mayo de 2011

El hombre sin memoria


Hay historias que vacían el alma y la dejan sin aliento, que estremecen el cuerpo más estoico y que hacen darle un toque de timón a tu vida, esta es sin duda alguna, la historia del hombre sin memoria, una historia real, que por suerte o causalidad me toco vivir, aflorando sentimientos y sensibilidades.

Le conocí una mañana usual, doblando esquinas, cuando la rutina bifurco un camino paralelo entre los dos encontrándonos el y yo en un mismo punto, otra intersección en la senda de la vida y sus pisadas dejaron huellas que no logro olvidar.

El un tipo elegante de largas barbas y algo peculiar, caminaba renqueante por la ciudad, oteaba cabizbajo el horizonte, con la mirada perdida, encontrando simplemente a su paso lagunas y olvidos.

Me acerque hacia el, alcé la mirada y pude descubrir en sus ojos, miles de preguntas sin respuestas, hallé soledades anhelando recuerdos, tristezas buscando comprensión y tormentas de lagrimas que le llevaban al naufragio.

Con el rostro desvaído y con voz titubeante me contó que un viernes negro perdió su razón de vida, me hablo de una carretera de un volantazo entre líneas discontinuas y cuando despertó, a su lado ya no estaba su pasado, ni sus recuerdos, ni su memoria.

Sus palabras arrugaban mi quebradizo corazón como un papel entre las manos, le abrí la puerta a mi rutina y con el tiempo, también pude evidenciar que ese fatal accidente además de haberle despojado de su pasado, cada día hacía lo mismo con su exiguo presente.

Tal vez mañana cuando nos volvamos a ver, no recuerde nada de lo que hablamos ayer, estrenara preguntas nuevas, y yo repetiré las mismas respuestas de cada encuentro, pondré cara de sorpresa y trazare mi mejor sonrisa.

El hombre sin memoria planea por mi cabeza tenazmente, su olvido hace amárrame a mis recuerdos, a esa dulce memoria, su pasado un escondrijo perdido en algún lugar, su futuro un libro en blanco por escribir con tinta difusa.

Mario Benedetti dijo que el olvido esta lleno de memoria, sabias palabras.

lunes, 18 de abril de 2011

Cuando era pequeño


Cuando era pequeño era huérfano de arrojo, me escondía asustadizo temblando bajo las sabanas, pulsaba el interruptor de la luz con los ojos cerrados y huía del miedo y de sus afiladas garras, que me acechaba impaciente en cada esquina. 

Recuerdo sentarme frente a la ventana y pasarme las horas explorando en busca de un horizonte risueño, creía que otro mundo mejor era posible, pero detrás del fino cristal, la rutina engullía esperanzas y anhelos.

Crecí sabiendo que mi sueño no era más que una quimera, una utopia inalcanzable, pero aún así, seguí imaginando cielos recónditos, donde no planeaban cuervos entre nubes grises en plena tormenta, esbozaba en cambio, golondrinas sobrevolando playas del sur en días soleados.

Con el tiempo, me instruí en coraje para enfrentarme al miedo, aprendí a ganarle y también a en ocasiones a perder, a levantarme después de una caída, agarrarme a manos altruistas que me alzaban de nuevo al camino.

Poco a poco y con los años fue decayendo mi ilusión en mi afán obstinado en afirmar la existencia de un espacio equidistante, seguía madurando a golpes de vida, tan lánguidamente que las heridas no curaban ni calmaban mi dolor y en farmacia no vendían tiritas para el alma. 

Quizás ese paraíso que avizoraba tras el cristal de mi habitación era un lugar inexistente, un espejismo o un refugio donde ocultarse de los miedos, complejos e inseguridades. 

Ahora ya no me escondo, ni mi palabra duerme, ahora defiendo a capa y espada mis sentidos, mi razón de ser, mi patrimonio emocional y este latido que me dice que sigo vivo.

martes, 29 de marzo de 2011

La esperanza


Mi esperanza viaja en un tren que he visto en un sueño, este tren no tiene establecidos ni parada ni horarios, pero mientras tanto, espero en la estación del recuerdo, junto al anden del no olvido, la quietud me hace compañía y un sol de escándalo brilla en los raíles de esta vieja estación.

La esperanza es un sueño mitad despierto mitad dormido, pretende ser realidad para dejar de ser utopía, no es mas que un árbol, al que riego a diario con agua de ilusiones y anhelos.

Esta esperanza convierte los inviernos más fríos en la más calidas primaveras, trueca lágrimas por sonrisas, días de lluvia por ráfagas de sol, barro y lodo por arena fina, y charcos por playas azules del sur.

Esperanzas con las que me alimento, que me hacen olvidar tiempos aciagos, un pasado sombrío, pero mirar atrás ya no tiene sentido, incluso ni para coger impulso, pasado que voló para traer este radiante presente.

Aristóteles dijo que la esperanza es el sueño del hombre despierto, cuanta verdad llevaban sus palabras, por eso aquí me encuentro amarrado a este sueño llamado esperanza y a este despertar que inunda mis sentidos.

Mientras tenga cada día el regalo de abrir los ojos, de respirar intensamente, de sonreír y contagiar tu risa, de besar poniendo el alma en ello, de irradiar esta alegría que me desborda sin pedir nada a cambio, acaecerán todas las esperanzas.

Mientras haya vida..., habrá esperanza

lunes, 7 de marzo de 2011

Dormir contigo


Cae la noche y vence el sueño, me arropo con la nostalgia de no dormir a tu vera, hago repaso a una semana fugaz pero también intensa, donde pude comprobar que junto a ti el tiempo pasa tan deprisa y que soy tan feliz a tu lado.

Despierto en mitad de la noche, me giro y busco tu abrazo y solo hallo la caricia del vacío, no te encuentro, mis ojos se entreabren y no te avistan y una flor brota en mi alma, con pétalos de ortigas, que me hieren al respirar.

Medio adormilado, cierro de nuevo los ojos y coloreo el sueño con suspiros que me trasladan a otros horizontes, paisajes donde la memoria y el recuerdo me hacen encontrar la paz.

Allí te encuentro, radiante, tan linda, a la espera de aquietar mi frío, para así envolverme de abrazos, abriendo la puerta a la sonrisa más dulce y mas tierna, irrigando mi felicidad con besos de autentica pasión.

Te acuno en mis brazos, te mimo y enredo en tu pelo, te tarareo una canción, y ahora si el dulce sueño nos atrapa, tus parpados se cierran y mi boca enmudece y el silencio mata las horas que quedan hasta un nuevo despertar.

Luego la rutina llamara a la puerta, despertare y no estarás junto a mí, pero tendré el dulce sabor en mi boca de haber dormido junto a ti, de haber bebido de tus labios, de haberte cobijado en mi pecho.

Dormir contigo es acariciar el cielo, es alcanzar las estrellas y tocarlas con las yemas de los dedos, es vivir en el paraíso colgado en cada beso, dormir contigo es vivir en una nube pronunciando siempre un te quiero.

domingo, 20 de febrero de 2011

Febrero


Enero el primer mes del año es generoso en días, así como sórdido en irradiar calor, para poder resarcir así, los fríos y lánguidos días que nos asolan, pero todo tiene un comienzo y un final y este se avista en el horizonte, que se escalona en su ultimo repecho en el ultimo escalón, así es como llega febrero, que pregona ser el mes más efímero del año.

Quizás febrero llegue con las intenciones de pasar fugazmente sobre la memoria pero los sentimientos no entienden de días semanas o años y en el calendario percibo marcadas muchas cruces que colman mi agenda de días de rencuentros, sonrisas, brindis y besos.

La primera y doble efeméride, es el día por excelencia del romanticismo y en el que celebramos su día y nuestro sexto San Valentín, una festividad para algunos de tinte comercial pero quizás para otros sea el momento idóneo en el que se consiga desvestir sin recelo esos sentimientos que envuelven de emoción al alma y que con frecuencia suelen esconderse tras un beso exiguo o una caricia esquiva, mezquina rutina que hace muda la palabra y huérfano los sentidos, el amor es una flor delicada que hay que regar a diario con gotas de rocío llenas de besos, hechos y caricias.

Seguidamente celebramos el día de una amiga muy especial, a la que llamo con propuso apego, mi niña chica, mi gitanita de piel morena, de ojos de azúcar, toda bondad en un cuerpo grande, tan pequeña como su malicia pero a la vez, tan magna como su ternura, ella forma parte de mi vida, afinando con su sonrisa las cuerdas de mi alma.

Posteriormente llega el día de la niña de ojos verdes, que con tan solo veinticuatro primaveras recién cumplidas, ha conseguido dejar su huella en mi, ella recorrió junto a mi parte de mi pasado, crece con fuerza en este risueño presente y deseo que siga cerca la vereda por donde camino, ella me ha enseñado a florecer la tristeza, descubriéndome las puertas que se abren cuando otras se cierran, arrancándome la venda de los ojos que no me dejaban vislumbrar los rayos del sol.

Y para concluir celebrare que todo cobra sentido cuando hablo de ella, es la persona mas importante, la que me dio la vida y la que le debo todo lo que soy, ella me educo con auténticos valores que intento poner en practica en mi vida, sacrificio, cariño, ternura, humildad, amor y entrega, ella es mi madre, mi amiga y mi confidente.

Entre homenajes y festividades pasara febrero, sin que su objetivo se haga realidad, quimera para un corazón al que dejo auténticos vestigios de felicidad, tiñendo mí semblante con una dulce sonrisa, así es el recuerdo selectivo, el que esboza con sensibilidad dictando auténticos párrafos de felicidad para esta dulce memoria.

viernes, 4 de febrero de 2011

Fría noche de invierno


Aprendo sobre la marcha sobre los fríos que devastan el alma, esos que hielan los besos y las palabras más dulces.

El aire frío de este invierno me hace temblar, mi cuerpo se estremece y el viento me empuja hacia mi hogar, mi reloj señala el fin a un largo y álgido día, en mi casa me espera el calido calor, que producirá que mi boca deje escapar bostezos y algún que otro suspiros.

Me acomodó y me siento frente al ordenador y mi sentido comienza a concebir palabras que llevan a desnudar mi trasparente sinceridad, me sumerjo en el teclear, absorto ante la pantalla, apático a los problemas ajenos, los guardo en el estante para mañana junto a las llave.

Aunque sea solo hoy y por un instante seré egoísta y robare el tiempo que haga falta al sueño para remendar mis sentimientos, hilvanare mi aguja con hilo de besos y caricias y así coseré esas viejas grietas, algunas cisuras que en el alma aún supuran.

Me aproximo a la ventana y exhalo mi aliento, el cristal se tiñe de vaho y esbozo una sonrisa que me llena de paz, y llegas a mi, dibujando una picara sonrisa y te echo de menos, mientras contemplo ensimismado a la luna que radiante y hermosa ilumina la oscura noche, mientra tanto el silencio se hace y dormita la ciudad.

El sueño me informa de su llegada, anestesiando mis dedos, cerrando el telón del teatro de mis sentidos, el sueño me increpa por momentos, retando a la musa a echar un pulso, pero la musa se resigna a marcharse, no antes de escribir el último párrafo, es entonces cuando mis ojos se cierran y van cayendo dulcemente en un sueño profundo, en una fría noche de invierno.

miércoles, 26 de enero de 2011

La huella de la amistad


Mi Alma se atesta de regocijo cada vez que evoco tu recuerdo y tu nombre en mi memoria llega como una lumbre en pleno invierno fulgurando sentimientos; que noble y sincera tu amistad y que optimista y cristalina mi sonrisa que al cerrar los ojos te recrea.

Que difícil es encontrar en el camino un buen amigo para recorrerlo junto, de esos que hacen huella en tu corazón, tan difícil hallarlo como tan complejo poder olvidarlo, por tantas y tantas cosas, por regar las flores del jardín cada día y no dejar crecer la mala hierba.

Por saber cada mañana descubrir un horizonte ante mis ojos, todo un paisaje de luz y color, el mismo, donde yo solo casualmente avisto nubes grises y en el éxodo de un suspiro se cambia todo el panorama, y una mueca alegre y sincera se posa en mi cara.

Así es tu amistad, un regalo que tus labios pronuncian, por encontrar la palabra exacta, por que se que puedo contar contigo y por ese dedo que tiene tu nombre en mi mano, la misma con la que dicen que se cuentan a los verdaderos amigos.

Apareciste por aquella puerta que abrió el destino por causalidad, como un regalo que no estimas hasta que no los has abierto, y aprendiste a tocar música para el alma, las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan

Gracias Sonia

viernes, 14 de enero de 2011

Mi palabra


Mi palabra es una bandera con un mástil firme, que siempre ondea cadente a mis efectos, conmigo no va el dicho “donde dije digo, digo Diego”, aprendo y afino este gran sentido, que con el paso del tiempo se acentúa como el sabor de un buen vino.

Mi palabra se encuentra empeñada y es por ello que pongo en juego mi mayor cualidad la credibilidad, es el mejor documento semejo al que mi mano pueda rubricar en un trozo de papel, mi palabra no se la lleva el viento.

Mi palabra no embauca y tampoco cautiva, es trasparente como un amanecer, como el agua clara, es como mirar a los ojos y descubrir la ventana a la mas pura esencia y aunque mi boca solo debería hablar siempre y cuando pronunciara palabras que fuesen más dulces que el mas temido silencio.

Mi palabra reniega de poder sentirse avergonzada, en ello me instruí con el tiempo, ya que hoy lo que hablo y lo que finalmente realizo es íntegramente parejo, sin dudarlo puedo afirmar que el hombre más poderoso es el dueño de sus palabras.

Mi palabra no escupe dagas envenenadas, quizás si palabras llenas de voces que tu oído no quiere escuchar, no busco la mentira como recurso para vestirte con una sonrisa, para ello me basta con ser como soy, yo mismo.

Te doy mi palabra.

jueves, 6 de enero de 2011

Corazón verdiblanco



La felicidad no es mas que un haz de luz en la ventana del alma, que muestra que el corazón está en casa; esto es lo que sucede cada domingo, cuando atravieso la puerta numero 13 del estadio Príncipe Felipe o cuando me desplazo a cualquier campo a ver a mi equipo.

Es entonces cuando abro mi corazón que bombea sangre verdiblanca por mis venas, anegándolas con un sentimiento que no se puede evitar, reflejándose en mi rostro una alegría inmensa, encendiendo el motor de mi garganta preparada para dejarse la voz.

Todo este sentimiento arraigado, que ni consigo ni pretendo obviar, tiene raíces profundas la herencia que mi padre me dio en vida y se encargo de inculcarme, asistiendo a esta sagrada liturgia domingo a domingo y viajando desde muy pequeño por pueblos de Extremadura, siguiendo el rastro del gol que nos llevaba al camino de la felicidad.

Estos son la pasión por unos colores, el verde y el blanco, el apego a un escudo, que simboliza la ciudad donde nací y la devoción a un equipo, mi equipo el Cacereño. 

Son Miles de kilómetros recorridos, atravesando el mapa de norte a sur, de este a oeste, carreteras que escondían auténticos valores, muchas horas de sueño desvelados, viajando al encuentro de una ilusión. 

Latido a latido, me siento orgulloso de formar parte de este sentimiento, de esta hinchada, de esta familia que formamos la marea verde, un monstruo de mil cabezas que tiñe de color la grada cada partido y que con sus mil voces no paramos de alentar al equipo hasta el pitido final. 

Mi dulce memoria escribe con tinta verdiblanca sus páginas más dulces, en mi recuerdo quedan grandes momentos, instantes inolvidables, y una pasión de corazón… de corazón verdiblanco.

Siempre CPC, Siempre 101%.