Cada año en enero pasamos página para dar comienzo a una nueva en blanco en el libro de nuestras vidas, el que concluirá en el mes de diciembre, donde escribiremos el discurrir de nuestros días durante todo un año. Así, año tras año y de manera inevitable, realizamos el mismo acto de reflexión, una liturgia que consiste en hacer balance de sentimientos, de sonrisas y muecas, de analizar aquellas metas que perseguimos y alcanzamos, así como aquellos sueños que quedaron pendientes.
Todos concebimos buenos propósitos, con una sonrisa miramos el presente de cara al futuro, imaginando cómo queremos que sean nuestras vidas. Con independencia de si esto se cumple o no, emprendemos nuevos retos que poder realizar y que nos mantengan vivos.
Aparte de nuestras metas personales, no podemos olvidarnos de los problemas sociales que sufre nuestra sociedad. Debemos observar más allá de nuestra perspectiva, realizando una lista de propósitos sociales: el empleo, la educación, la sanidad, pilares básicos quebrantados por las políticas de quienes dicen gobernarnos.
Es por ello que mi lista de propósitos sociales para el 2015 comienza por el empleo. El trabajo es un bien que permite a los hogares con escasos recursos superar el escalón de la pobreza. No tengo dudas de que es la base para promover la cohesión, la inclusión y el bienestar.
En sanidad debemos exigir la supresión de los recortes que afectan a muchos ciudadanos. Manifestar los problemas de atención a pacientes, instando a que se ofrezcan soluciones reales a las continuas carencias mostradas por el sistema.
En educación, demandar el pleno derecho al conocimiento a través de una formación de calidad y una educación pública y gratuita.
En política, una reforma de las leyes y un mayor castigo al fraude y a los políticos corruptos que conlleven al fin de los paraísos fiscales. Que exista una transparencia de cara al ciudadano para que sepamos a qué destinan nuestros impuestos.
En ocasiones cumplir nuestros propósitos puede llegar a ser una auténtica utopía. La base para hacerlo posible no es otra que ilusión, esfuerzo y actitud. En el 2016 volveremos a hacer balance y comprobaremos si hemos logrado nuestras metas personales y sociales. No podemos olvidar que esta última es patrimonio moral y responsabilidad de todos.
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