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domingo, 31 de agosto de 2014

Más allá de entre muros


Para muchas personas que visitan nuestra ciudad buscando hacer turismo, Cáceres no es más que uno de los conjuntos monumentales más distinguidos de Europa. Llegan con el propósito de descubrir este tesoro arquitectónico: conventos, callejuelas, iglesias, palacios, etc. Una experiencia única y sin igual. 

Ellos desconocen parte de nuestra historia, la que transcurre hacia la segunda mitad del siglo XIX, etapa en la que cabe reseñar el nacimiento de la mayor experiencia industrial, no solo de nuestra ciudad, sino de Extremadura. Se trata de Aldea Moret, un poblado minero de los que muy pocos conocen su orígenes y su riqueza social.

Según algunos historiadores extremeños, alrededor del año 1864 descubrían a las afueras de nuestra ciudad un mineral llamado fosforita, formado al contacto entre calizas y cuarcitas. De este mineral se obtenía el fosfato, que se empleaba para incrementar la productividad de la tierra. Fue en 1876 cuando Segismundo Moret (político gaditano) funda la Sociedad General de Fosfatos. 

Moret fue el verdadero creador de la cuenca minera. Gracias a él, esta ciudad tuvo ferrocarril, utilizado en aquellos días para llevar el fosfato de Cáceres a Lisboa y de Lisboa al resto de Europa. 

Tras más de 80 años de historia, en 1960 se pone fin a esta etapa minera con el cierre de la Mina de la Abundancia, siendo ésta la última en producción con más de 500 trabajadores. No podemos permitir que el paso del tiempo y el olvido borren parte de nuestro pasado.

En el año 2011 la Junta de Extremadura declara el poblado minero Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Lugar de Interés Etnológico, algo que a mi parecer no ha repercutido lo suficiente en la reconstrucción del poblado y con ello en recuperar parte de nuestra historia.

Mi cariño hacia el Barrio Minero es la herencia que mi tío Carlos me dio en vida. Hijo de un minero, vivió su infancia en el poblado, época de la que siempre guardó gratos recuerdos. Juntos recorríamos las calles y contemplábamos cómo había cambiado todo; se emocionaba recreando esta parte de su vida.

Alguien dijo que la historia es la única rama del conocimiento que nos puede decir qué fuimos en el pasado, qué somos en el presente y qué seremos en el futuro. No perdamos parte de nuestra historia, Cáceres vive y late más allá de entre muros.



Articulo publicado en el Periódico Extremadura.

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